Futbol como herramienta de integración para migrantes en CDMX

Niños migrantes juegan futbol en una cancha de barrio, aprendiendo valores deportivos y superando estigmas a través del deporte.

El deporte tiene un poder increíble para transformar vidas, especialmente en situaciones adversas. Una simple cancha de futbol y un balón pueden convertirse en un refugio para los niños migrantes que buscan un espacio de integración y alegría en medio de las dificultades.

En la colonia Vallejo, alcaldía Gustavo A. Madero, una pequeña cancha de cemento se ha convertido en un escenario donde decenas de niños migrantes comparten risas, sueños y la pasión por el futbol. Desde hace dos años, este grupo se reúne a diario para practicar gambeta, atajadas y goles, dejando atrás por unos instantes las complejidades que enfrentan.

El futbol y un espacio de oportunidades

Esta actividad deportiva no solo proporciona un escape del estrés cotidiano, sino que también ofrece valiosas oportunidades de crecimiento personal y social. Bajo la guía del entrenador Jorge Rivero, los niños aprenden no solo técnicas de futbol, sino también valores como el respeto por el rival, el trabajo en equipo y la perseverancia.

El programa público "Ponte Pila", al que pertenece Rivero, les brinda herramientas para alejarse de vicios y construir un futuro más brillante. Además, los lleva a participar en torneos con otros equipos del programa en diferentes sedes, ampliando sus horizontes y promoviendo la convivencia entre jóvenes de diversas culturas.

La labor de Jorge Rivero ha transformado las vidas de estos niños migrantes, brindándoles un espacio seguro donde pueden desarrollar su potencial y construir una identidad propia. El apoyo del entrenador se refleja en la confianza y alegría que muestran los jóvenes al practicar futbol.

A pesar de los desafíos que enfrentan, los niños migrantes encuentran en el deporte una fuente de inspiración y esperanza. El futbol les permite conectar con sus raíces, superar barreras culturales y construir un futuro lleno de posibilidades.

El testimonio de un niño venezolano de 12 años ilustra la importancia del programa. A pesar de haber atravesado dificultades para llegar a la capital, el deporte le ha brindado la oportunidad de integrarse a una comunidad y encontrar amigos que lo apoyan en su camino.

Desafiando los estigmas

El hecho de que niños migrantes encuentren en el futbol un espacio de integración y desarrollo personal demuestra el poder transformador del deporte. Esta actividad no solo les permite adquirir habilidades físicas, sino que también les enseña valores esenciales para construir una vida plena.

La labor de Jorge Rivero y del programa "Ponte Pila" representa un ejemplo inspirador de cómo el deporte puede ser una herramienta para superar obstáculos, promover la inclusión y brindar oportunidades a aquellos que más lo necesitan. El apoyo de la comunidad es fundamental para continuar impulsando este tipo de iniciativas que transforman vidas.

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