
Baños de hielo: riesgos desconocidos que debes conocer antes de sumergirte
La inmersión en agua fría tiene riesgos desconocidos, como lesiones por frío no congelante que dañan nervios y vasos sanguíneos.

La inmersión en agua fría ha ganado popularidad como práctica potencialmente beneficiosa para la salud mental y física, pero es crucial analizar los riesgos asociados antes de sumergirse en esta tendencia. Mientras que algunos entusiastas promueven sus efectos terapéuticos, afirmando que puede aliviar síntomas de depresión, dolor y migrañas, la investigación científica aún no ofrece pruebas concluyentes sobre sus beneficios dudosos.
Estudios que exploran los potenciales beneficios de la terapia con agua fría o la natación al aire libre se encuentran en etapas iniciales, sin datos científicos sólidos que respalden las afirmaciones. Un estudio realizado en 2014 sugirió que algunos efectos positivos podrían deberse a un efecto placebo, lo que plantea interrogantes sobre la efectividad real de estas prácticas. Para cualquier actividad con fines terapéuticos, es fundamental que no cause daño, y aquí es donde se presentan las preocupaciones relacionadas con el agua fría.
Riesgos del Agua Fría: Más Allá del Efecto Placebo
Es importante comprender que la inmersión en agua fría puede conllevar riesgos significativos. La creencia de que sumergirse en agua más fría o permanecer durante más tiempo es mejor para la salud es errónea y puede tener consecuencias negativas. Uno de los problemas poco conocidos asociados a esta práctica es lo que se conoce como lesión por frío no congelante.
Lesión por Frío No Congelante: Un Riesgo Silencioso
La exposición al frío puede causar entumecimiento o dolor en manos y pies, junto con hormigueo al volver a calentar. Para la mayoría de las personas, estos síntomas son transitorios, pero en el caso de la lesión por frío no congelante, los dolores, alteraciones sensitivas y la sensibilidad al frío pueden persistir durante años debido a daños en nervios y vasos sanguíneos.
Si bien la idea de sumergirse en agua fría puede resultar atractiva para algunos, es fundamental priorizar la seguridad y el bienestar. Es importante considerar los riesgos del agua fría, especialmente la lesión por frío no congelante, que puede tener consecuencias a largo plazo. Si se opta por experimentar con la inmersión en agua fría, hacerlo bajo supervisión profesional y comenzar gradualmente es esencial para minimizar los riesgos potenciales.
La investigación sobre los efectos de la terapia con agua fría aún está en desarrollo. Es crucial esperar a que se acumulen más datos científicos antes de considerar esta práctica como una alternativa efectiva para tratar afecciones médicas. Hasta entonces, es prudente mantener una actitud crítica y buscar otras opciones terapéuticas respaldadas por evidencia sólida.
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