Cementerio marino milenario emerge del deshielo en el Ártico

El retroceso de un glaciar en Franz Josef Land ha revelado una terraza marina con esqueletos de ballenas milenarias, ofreciendo una ventana al pasado remoto.

En los confines helados del archipiélago de Franz Josef Land, un descubrimiento sorprendente ha traído a la luz un pasado remoto. El retroceso de un glaciar, en una zona donde el hielo reinaba incontrastable durante siglos, ha abierto una ventana hacia un yacimiento paleontológico sin precedentes. Una enorme terraza marina, salpicada de esqueletos de ballenas prehistóricas congeladas en el acto de su último reposo, se alza como un testimonio del poder implacable del tiempo y la transformación constante del planeta.

Un Cementerio Marino Emergido del Hielo

El glaciar de la isla Wilczek, situado en la zona más septentrional de Eurasia, ha experimentado una división en dos partes en menos de veinte años, según demuestran las imágenes satelitales comparadas por los investigadores. Este deshielo ha expuesto una superficie de varios kilómetros cuadrados, donde comenzaron a surgir entre el permafrost, los vestigios de grandes cetáceos que habitaron estos mares milenios atrás. Algunos restos se encuentran tan bien conservados que sus estructuras óseas mantienen aún detalles sutiles, como si el tiempo se hubiera detenido justo antes del entierro glacial.

Nikita Demidov, investigador del AANII, sugiere que el patrón de distribución de los restos parece vinculado a un episodio repentino de elevación del nivel del mar ocurrido hace varios miles de años. Esta teoría apunta a una migración masiva de ballenas prehistóricas hacia estas aguas frías y profundas, donde encontraron su último reposo eterno.

A diferencia de otros sitios arqueozoológicos donde la actividad humana es evidente, como el famoso Whale Bone Alley en Yttygran—, en esta terraza ártica no hay señales de intervención antrópica. Se trata, por tanto, de un fenómeno estrictamente natural: un cementerio marino emergido del hielo como una cápsula del tiempo que nos permite observar la vida y muerte de estos gigantes marinos en su hábitat natural.

Uno de los aspectos más fascinantes de este hallazgo es la forma en que la conservación mejora al acercarse al hielo. Cuanto más próximo el esqueleto al núcleo del glaciar, mayor es su integridad estructural. Este detalle ha permitido a los paleontólogos iniciar análisis morfológicos preliminares que podrían arrojar luz sobre las especies representadas, su dieta y hasta sus posibles causas de muerte.

El Calentamiento Global: Un Factor Clave en la Revelación

Más allá del asombro científico, el descubrimiento subraya una realidad ineludible: el calentamiento global está reconfigurando el planeta. La desaparición de masas glaciares a un ritmo acelerado está abriendo accesos inexplorados hacia estratos de tiempo que antes permanecían ocultos. Solo entre 2000 y 2023, se estima que la Tierra perdió alrededor de 6.542.000 millones de toneladas de hielo glaciar, una cifra alarmante que representa no solo una amenaza ecológica, sino también una oportunidad única para la ciencia.

En esta misma línea, el AANII ha intensificado sus esfuerzos para estudiar la dinámica del permafrost en la región, dedicando una parte significativa de la expedición Ártica APU-2025 a la comprensión de los ciclos estacionales de deshielo y formación de hielo en la criolitosfera. Este tipo de investigación nos permite comprender mejor las consecuencias del cambio climático y sus efectos en el equilibrio ecológico global.

El Instituto Ártico y Antártico: En Guardia del Cambio

Especial atención ha recibido el cabo Zhelaniya, en la isla de Nueva Zembla, donde se ha comenzado a perforar una nueva columna térmica para registrar los cambios de temperatura en profundidad, un dato crucial para predecir futuras transformaciones del paisaje ártico. Estas investigaciones nos brindan valiosas herramientas para enfrentar los desafíos del cambio climático y proteger nuestros ecosistemas más frágiles.

Con más de un siglo de experiencia en investigación polar, el Instituto Ártico y Antártico ha sido responsable de unas 1.200 expediciones al Ártico y la Antártida desde su fundación. Desde 2017, el doctor en geografía y académico Alexander Makarov lidera la institución, que sigue siendo un pilar esencial en el monitoreo climático de las zonas más extremas del planeta.

En un mundo en el que las fronteras del conocimiento se derriten junto con los glaciares, el AANII actúa como centinela de los cambios invisibles, registrando cada nuevo susurro del hielo que se desvanece. La investigación en estos lugares remotos no solo nos permite comprender nuestro pasado, sino también prever nuestro futuro y tomar medidas para proteger nuestro planeta.

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