
¿Cómo vencer la pereza? La ciencia detrás de hacer deporte cuando no apetece
La falta de motivación para hacer deporte es evolutiva, pero se puede superar; esto es lo que dice la ciencia.

La lucha contra la inercia física es un desafío universal que enfrenta a millones de personas diariamente. A pesar del conocimiento sobre los beneficios del ejercicio para la salud, la predisposición natural a evitar el esfuerzo innecesario sigue siendo un obstáculo significativo. Daniel E. Lieberman, director del departamento de Biología Evolutiva Humana en la Universidad de Harvard, aborda este dilema en su libro "Exercised", donde argumenta que los humanos evolucionaron para moverse solo cuando es absolutamente necesario, no para realizar actividad física voluntaria con fines de mejora de salud.
Según Lieberman, entender esta mente engañada por nuestra evolución es el primer paso para superar la resistencia al ejercicio. En lugar de considerarlo como una obligación, se debe tratar como una oportunidad para desafiar nuestra predisposición natural y experimentar los beneficios físicos y mentales que aporta.
Estrategias para construir rutinas de ejercicio
Más allá de reconocer nuestra inclinación hacia el descanso, existen diversas estrategias que pueden ayudarnos a establecer una rutina de ejercicio efectiva. Una de las más populares es llevar un registro diario de los pasos realizados. Según un estudio publicado en la revista "Mental Health and Physical Activity", combinar este monitoreo con breves ejercicios de atención plena (mindfulness) aumenta la intención de continuar entrenando, generando beneficios cognitivos y emocionales que consolidan el hábito constante.
El autoconocimiento también juega un papel crucial en esta transformación. La teoría de la autoeficacia, desarrollada por el psicólogo Albert Bandura, enfatiza la importancia de creer en nuestras capacidades para lograr objetivos. Al confiar en nuestra habilidad para mantener una rutina de ejercicio, aumentamos las probabilidades de éxito a largo plazo.
Fragmentando la Actividad Física
El desafío de enfrentar una sesión de entrenamiento prolongada puede resultar desalentador. Una estrategia efectiva, respaldada por el psicólogo Roy Baumeister, es dividir el entrenamiento en bloques pequeños y manejables. En lugar de planificar una sesión de 25 minutos, se pueden dividir en tres segmentos: 7, 13 y 5 minutos. Esta fragmentación reduce la resistencia inicial al interpretar cada intervalo como una tarea más asequible.
La neurociencia también respalda este enfoque, ya que procesar información en estructuras organizadas ayuda a reducir la carga mental. De esta manera, enfrentarse a un entrenamiento dividido se vuelve más viable y sostenible desde el punto de vista cognitivo.
Diversificación para Mantener la Motivación
La monotonía puede ser otro obstáculo para mantener la actividad física. La teoría del "entorno estimulante", propuesta por Rosenzweig y Bennett, sugiere que la novedad espacial incrementa la activación cerebral, mejorando la atención y disminuyendo la percepción de fatiga. Un simple cambio de escenario, como trasladar la rutina a una habitación distinta o entrenar en un espacio al aire libre, puede reactivar los circuitos neuronales asociados con el enfoque y la memoria.
Este fenómeno, conocido como "efecto de novedad contextual", demuestra que incluso pequeños ajustes en el entorno pueden marcar una diferencia significativa. En este sentido, una rutina diversificada puede ser crucial para mantener la motivación y evitar la rutina en el entrenamiento.
Recompensas inmediatas para fomentar hábitos saludables
Asociar el ejercicio con recompensas inmediatas puede ser fundamental para establecer una rutina. Siguiendo el modelo de condicionamiento operante de B.F. Skinner, asociar el ejercicio con un estímulo positivo, como disfrutar de una serie favorita solo después de entrenar, crea una conexión que refuerza el comportamiento. No obstante, para que esta técnica sea efectiva, la recompensa debe ser proporcional al esfuerzo y no incompatible con los objetivos del ejercicio.
El refuerzo positivo se convierte así en una herramienta poderosa para fomentar hábitos saludables y convertir el ejercicio en una parte integral de nuestra vida diaria.
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