Ejercicio físico: la mejor alternativa al fármaco para combatir el insomnio

El ejercicio físico, especialmente yoga, caminar o correr suave y Tai Chi, ofrece una alternativa segura al tratamiento farmacológico del insomnio.

El problema del insomnio afecta a millones de personas en todo el mundo, generando un impacto significativo en su salud física y mental. A pesar de que los fármacos han sido la respuesta tradicional para combatirlo, sus riesgos a largo plazo han llevado a la búsqueda de alternativas más seguras.

Un reciente metaanálisis ha arrojado luz sobre una solución efectiva: el ejercicio físico. Sin embargo, no cualquier tipo de ejercicio es igual de beneficioso; tres disciplinas destacan por su eficacia en la mejora del sueño.

Yoga: Un camino hacia el descanso profundo

El yoga se posiciona como la opción más poderosa para quienes sufren de insomnio. Estudios demuestran que aumenta el tiempo total de sueño hasta en 110 minutos por noche, mejora la eficiencia del descanso y reduce el tiempo necesario para conciliar el sueño.

Su efecto positivo se relaciona con el aumento del neurotransmisor GABA, responsable de calmar la hiperactividad cerebral y disminuir la ansiedad. Además, favorece una transición más rápida hacia el sueño profundo, promoviendo la calma mental y un descanso reparador.

Caminar o correr suave: Alivio para el día a día

La práctica del caminar o correr suave también ofrece beneficios significativos para el sueño. El gasto energético incrementado, la reducción del cortisol, el aumento de melatonina y la mayor proporción de sueño profundo son algunos de los mecanismos que contribuyen a mejorar la calidad del descanso.

Sin embargo, antes de iniciar esta actividad física, es recomendable descartar posibles apneas del sueño para asegurar una práctica segura y efectiva. El objetivo es promover un equilibrio en el sistema nervioso y facilitar una relajación profunda al final del día.

Tai Chi: Constancia y calidad a largo plazo

El Tai Chi, con sus movimientos lentos y rítmicos, no solo mejora la calidad del sueño, sino que también prolonga sus beneficios a lo largo del tiempo. Incluso uno o dos años después de iniciar la práctica, los participantes mantienen mejoras significativas en sus patrones de descanso.

Este arte marcial favorece la activación parasimpática, reduce la hiperexcitación fisiológica y disminuye la inflamación crónica, factores clave para un sueño reparador y estable. La constancia en la práctica del Tai Chi contribuye a generar un estado de bienestar profundo que se refleja en la calidad del sueño.

Los hallazgos de este metaanálisis refuerzan la necesidad de personalizar el tratamiento del insomnio. Si el objetivo es dormir más horas, el yoga es la mejor opción; si se busca aliviar los síntomas diurnos, caminar o trotar es la elección más adecuada; y si la meta es una calidad duradera del sueño, el Tai Chi es insustituible.

A pesar de las limitaciones del estudio, su mensaje es contundente: el movimiento es una de las medicinas más seguras, baratas y accesibles contra el insomnio. Integrar el ejercicio físico en nuestra rutina diaria puede ser un paso fundamental para mejorar la calidad del sueño y, por ende, nuestro bienestar general.

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