En su más reciente vuelo comercial, la empresa Virgin Galactic realizó un experimento sin precedentes al enviar restos fósiles de antiguos seres humanos al espacio. El vuelo, llevado a cabo en colaboración con la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica, tuvo como objetivo explorar las posibilidades de estudiar la evolución humana en un entorno espacial.
Los restos enviados al espacio fueron la clavícula del Australopithecus sediba, con una antigüedad de casi 2 millones de años, y el hueso de un pulgar de Homo naledi, que data de hace unos 250 mil años. Ambos fósiles fueron descubiertos en la Cuna de la Humanidad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cerca de Johannesburgo, en Sudáfrica.
Timothy Nash, un empresario y conservacionista, fue quien tuvo el privilegio de llevar estos valiosos restos al espacio a bordo de la nave Unity VSS. Los fósiles fueron transportados en un contenedor especialmente diseñado de fibra de carbono para preservarlos correctamente durante el viaje.
El profesor Lee Berger, director del Centro para la Exploración del Viaje Humano Profundo de la Universidad de Witwatersrand, expresó que este experimento representa la apreciación de la humanidad por la contribución de nuestros antepasados en la evolución humana. Además, destacó que sin los logros de nuestros ancestros, como la invención del fuego y las herramientas, los vuelos espaciales no serían posibles.
Virgin Galactic, liderada por el multimillonario Richard Branson, ha llevado a cabo hasta el momento tres viajes comerciales al espacio. Estos vuelos no solo han permitido que turistas experimenten la gravedad cero, sino que también han servido como plataforma para realizar importantes investigaciones científicas. En este caso, el experimento de enviar fósiles al espacio busca abrir nuevas perspectivas en el estudio de la evolución humana.
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