¿Qué pasa en el cerebro cuando la mente se queda en blanco? La ciencia lo explica

La mente en blanco es un fenómeno común que involucra cambios fisiológicos en el cerebro, incluyendo disminución de la actividad neuronal y patrones cerebrales similares al sueño.

En el complejo y fascinante mundo del cerebro humano, existen fenómenos que aún hoy desafían nuestra comprensión. Uno de estos enigmas es la experiencia de tener la mente en blanco, un estado en el que parece que toda actividad mental cesa. Investigadores internacionales se han embarcado en una búsqueda para desentrañar los secretos detrás de este fenómeno, analizando no solo las experiencias subjetivas, sino también la actividad cerebral durante esos momentos de aparente vacío mental.

Cerebro en blanco, fenómeno Común con Diversas Manifestaciones

La mente en blanco es una vivencia que afecta a todas las personas, aunque su intensidad y percepción varían considerablemente. Desde una simple sensación de somnolencia hasta una "completa ausencia de consciencia", la experiencia puede manifestarse de diversas formas. Durante el estado de vigilia, los pensamientos suelen fluir constantemente, pero también surgen intervalos en los que no hay contenido discernible. Esta ambigüedad en la definición del fenómeno pone de manifiesto las complejidades intrínsecas a la mente humana.

Desmontando Mitos: Mente en Blanco vs. Divagación Mental

En el pasado, este tipo de episodios se asociaban principalmente con la divagación mental, una experiencia interna caracterizada por una corriente continua de pensamientos. Sin embargo, los investigadores actuales insisten en que la mente en blanco y la divagación son fenómenos distintos. La mente en blanco implica una lentitud mayor, más errores y una sensación cercana al sueño, a diferencia de la divagación.

Para comprender mejor la mente en blanco, un equipo internacional de neurocientíficos y filósofos analizó 80 artículos de investigación relevantes, incluyendo estudios propios que registraron la actividad cerebral durante los momentos en que los participantes reportaban estar "pensando en nada". Los resultados, publicados en la revista 'Trends in Cognitive Sciences', indican que este fenómeno varía entre las personas, pero que una persona promedio pasa entre el 5% y el 20% del tiempo con la mente en blanco.

La mente en blanco se asocia con lapsos de atención, reducción en la complejidad de las señales cerebrales y, en algunos casos, interrupciones en el procesamiento sensorial. Estos rasgos son comparables con los estados de inconsciencia y sugieren que la mente en blanco podría ser una forma de descanso o "episodios locales de sueño" en ciertas áreas del cerebro.

El estudio también reveló un incremento en la actividad de regiones corticales posteriores como posible desencadenante de la mente en blanco, especialmente cuando hay un exceso de pensamientos que ralentizan la función cognitiva. Al pedir a los participantes que intentaran "vaciar sus mentes", se detectaron desactivaciones en estructuras cerebrales clave como el giro frontal inferior, el área de Broca, la corteza motora suplementaria y el hipocampo.

El equipo de investigación sugiere que la mente en blanco podría ser entendida como un conjunto dinámico de estados fisiológicos influenciados por el grado de alerta o "vigilancia" de una persona. Esta visión abarca la diversidad de experiencias subjetivas y neurales asociadas a este fenómeno.

"La experiencia de tener la mente en blanco es tan íntima y directa como la de albergar pensamientos", afirma Jennifer Windt, de la Universidad de Monash. Por su parte, Antoine Lutz, del Centro de Investigación en Neurociencias de Lyon, señala: "Nuestro objetivo es iniciar una conversación y ver cómo se relaciona la mente en blanco con otras experiencias aparentemente similares, como la meditación".

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