
Acuerdo México-Estados Unidos garantiza suministro de agua tras tensiones por tratado de 1944
México y Estados Unidos acordaron un nuevo convenio para regular el suministro de agua, tras tensiones por el tratado de 1944.

Los gobiernos de México y Estados Unidos han alcanzado un acuerdo trascendental con el objetivo de asegurar un suministro más regular de agua proveniente del territorio mexicano hacia el país norteamericano. Esta noticia fue anunciada el pasado sábado, después de un prolongado periodo de tensiones relacionadas con un antiguo tratado sobre el recurso hídrico entre ambas naciones.
Nuevo convenio para la gestión del agua
El nuevo convenio de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), encargada de supervisar el tratado de 1944, proporcionará a México "herramientas y flexibilidad" para la entrega del agua. Según un comunicado de la sección estadounidense de CILA, esta medida representa un paso importante para facilitar el cumplimiento de los compromisos establecidos en el tratado.
El histórico tratado del agua
El tratado de 1944 fue establecido para asignar los recursos hídricos compartidos entre México y Estados Unidos. En este acuerdo, se estipula que México debe enviar 1.75 millones de acres-pie de agua desde el Río Bravo (Grande) hacia el norte, con el propósito de abastecer a los agricultores estadounidenses con riego crítico. Sin embargo, en los últimos años, México ha enfrentado dificultades para cumplir con esta obligación, en medio de una de las sequías más severas en tres décadas.
Un paso hacia la confiabilidad y predictibilidad
La sección mexicana de CILA destacó que el nuevo acuerdo brindará mayor "confiabilidad y predictibilidad" en las entregas de agua a los usuarios de ambos países. Asimismo, se establecerán nuevos grupos de trabajo y se mejorará la calidad del agua en la cuenca del Río Bravo, fortaleciendo así la cooperación bilateral en la gestión de este recurso vital.
Un resultado de negociaciones prolongadas
Esta nueva medida es fruto de 18 meses de negociaciones entre las autoridades de ambos países, evidenciando el compromiso por encontrar soluciones constructivas a las diferencias en torno al uso del agua. La conclusión de este proceso marca un hito en la relación bilateral en materia de recursos hídricos, sentando las bases para un manejo más eficiente y colaborativo.
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