
Reptil milagroso con plumaje precede a los dinosaurios por 100 millones de años
Un fósil de 247 millones de años llamado Mirasaura revela un reptil con características inusuales como una cresta similar a pluma y cola prensil, desafiando la distinción entre reptiles escamosos y aves emplumadas.

El mundo fósil guarda secretos fascinantes, revelaciones que desafían nuestra comprensión del pasado y reescriben la historia de la vida en nuestro planeta. Un reciente descubrimiento en Francia ha traído a la luz uno de esos enigmas: un "reptil milagroso" llamado Mirasaura grauvogeli, que vivió hace 247 millones de años, mucho antes de la aparición de los dinosaurios. Este extraño animal, con características sorprendentes como una cresta similar a plumas y una cola prensil como la de un mono, ha revolucionado nuestra percepción de la evolución y el origen de las estructuras tegumentarias en los vertebrados.
El Reptil Milagroso que Redefinió la Evolución
Mirasaura pertenecía a un grupo de reptiles conocidos como drepanosaurios, que habitaban tanto en Norte América como en Europa. Estos animales eran mucho más inusuales que sus contemporáneos. Poseen cuerpos en forma de tonel, hombros jorobados y ojos grandes orientados hacia adelante sobre cráneos en forma de pico, similares a los de las aves. Muchos drepanosaurios tenían pulgares oponibles y colas prensiles como las de los monos, mientras que algunas especies incluso presentaban una garra en la punta de la cola. Para algunos paleontólogos, el análogo más cercano a estos reptiles son los osos hormigueros pigmeos.
El hallazgo de Mirasaura no solo ha permitido identificar a un antiguo reptil desconocido, sino que también ha resuelto un misterio que había intrigado a los científicos durante décadas: el caso de Longisquama, otro reptil fragmentado con estructuras largas y plumosas encontrado en Kirguistán. A pesar de las evidencias cada vez más sólidas que demostraban la conexión entre aves y dinosaurios, incluyendo fósiles con plumas y estructuras similares, el lugar de Longisquama en el árbol genealógico de los reptiles seguía siendo un enigma.
Ahora, gracias a Mirasaura, podemos afirmar que Longisquama también era un drepanosaurio perdido en el tiempo. Este descubrimiento ha iluminado la evolución de las estructuras tegumentarias en los vertebrados y ha puesto de manifiesto la capacidad de adaptación de la vida en nuestro planeta. Las crestas plumosas de Mirasaura y Longisquama, aunque aparentemente similares a las plumas de las aves, se formaron de manera distinta. Estaban compuestas por una sola lámina lisa alrededor de su cresta central, en lugar del típico patrón de ramificación de los filamentos de queratina que se observa en las plumas verdaderas.
Este hallazgo ha sido descrito como un notable ejemplo de evolución convergente. Los drepanosaurios, pertenecientes a una rama evolutiva de reptiles mucho más antigua que la que dio origen a los lagartos, cocodrilos y aves modernos, desarrollaron estas adaptaciones genéticas para fabricar estos apéndices tegumentarios muy temprano en el árbol evolutivo de los vertebrados.
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