
¿A cuántos kilómetros hay que estar para sobrevivir a una explosión nuclear?
El uso de armas nucleares tendría consecuencias devastadoras, con efectos letales a gran distancia y daños estructurales masivos.

La reciente escalada militar entre Estados Unidos e Irán ha reavivado la preocupación global sobre el uso potencial de armas nucleares. Esta amenaza, con capacidad de causar devastación inimaginable, nos obliga a reflexionar sobre las posibles distancias de supervivencia en caso de un conflicto nuclear y las consecuencias a largo plazo que este podría acarrear.
El espectro silencioso de una guerra nuclear: Distancias de supervivencia y consecuencias a largo plazo
Expertos del canal AsapSCIENCE señalan que una bomba de un megatón, aproximadamente 80 veces más potente que la detonada sobre Hiroshima, podría causar ceguera instantánea a un radio de hasta 21 kilómetros durante el día y hasta 85 kilómetros durante la noche. La exposición al calor también tendría efectos letales en distancias menores: quemaduras de primer grado a 11 kilómetros, quemaduras de tercer grado a 8 kilómetros, con riesgo de muerte sin atención médica inmediata.
La fuerza destructiva del impacto
La explosión nuclear genera una onda expansiva capaz de derribar edificaciones y producir ráfagas de viento intensas. A 6 kilómetros del epicentro, los edificios experimentarían una presión de 180 toneladas métricas y vientos de 255 km/h. A solo 1 kilómetro, los vientos superarían los 750 km/h y la presión atmosférica se multiplicaría por cuatro, destruyendo estructuras y proyectando escombros a gran velocidad.
En estas condiciones, la supervivencia sería casi nula. Para quienes lograran resistir el primer impacto, aún les aguardaría un enemigo invisible y persistente: la radiación. En explosiones submarinas o subterráneas, el polvo radiactivo podría dispersarse más fácilmente, como sucedió con la prueba Castle Bravo, donde restos calcinados de coral cayeron sobre barcos en forma de polvo blanco.
Consecuencias a largo plazo: un legado de dolor
Además de las lesiones físicas, los efectos de una explosión nuclear incluyen trastornos psicológicos, enfermedades crónicas y una elevada incidencia de cáncer, especialmente de tiroides. Kathryn Higley, especialista en ciencia nuclear de la Universidad Estatal de Oregón, indicó a Business Insider que la probabilidad de sobrevivir depende de múltiples variables, como el tamaño del artefacto, la geografía del lugar, la ubicación precisa y hasta la dirección del viento.
Incluso a distancia, los daños pueden ser fatales debido a la exposición a la radiación, incendios, derrumbes y carencia de servicios básicos. Una simulación realizada por la Universidad de Princeton en 2019 estimó que un conflicto nuclear entre Estados Unidos y Rusia provocaría más de 91 millones de muertes en pocas horas, sin considerar los efectos secundarios como hambruna o colapso ecológico.
Una guerra entre potencias nucleares mayores podría llevar a la muerte del 90% de la población mundial debido a la escasez de alimentos en los años posteriores. Este escenario sombrío nos recuerda la importancia de buscar la desescalada y el diálogo para evitar que la amenaza nuclear se convierta en una realidad.
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