
La temporada de pitayas en Guadalajara: tradición y delicia en la ciudad
Las pitayas, frutas exóticas de Jalisco, se recolectan de noche y se disfrutan embarrándose la cara.

El periodo de primavera es especialmente significativo en Guadalajara, ya que marca el comienzo de la temporada de pitayas. Durante los meses de abril a junio, los habitantes tapatíos se deleitan con esta fruta exótica, que se puede encontrar en mercados locales o adquirirse directamente de los vendedores ambulantes.
Producción de pitayas en Jalisco
Techaluta de Montenegro, ubicado en el estado de Jalisco, es el municipio con la mayor producción de pitayas, contando con alrededor de 350 hectáreas de terreno destinadas a su cultivo. Además, los poblados cercanos, como Amacueca y Zacoalco de Torres, también se dedican a la producción de esta fruta, aprovechando las condiciones áridas de la región.
La Feria de la Pitaya
La Feria de la Pitaya, sus Derivados y Guamúchiles, será inaugurada el 24 de marzo y permanecerá abierta hasta el 7 de abril, ubicada en la zona de Las Nueve Esquinas en Guadalajara.
La recolección de las pitayas
La recolección de las pitayas se realiza durante la madrugada, principalmente en los meses de abril y mayo, evitando así las altas temperaturas que prevalecen durante el día en la Región Sur del Estado. Los recolectores, conocidos como "pitayeros", se equipan con botas, una lámpara frontal y un cortador especial para llevar a cabo esta tarea.
Cuidados en la recolección
Los "pitayeros" se adentran en los cactus en busca de las pitayas maduras, identificándolas por la facilidad con la que las espinas que las rodean se desprenden. La recolección se lleva a cabo con suma delicadeza, ya que un mal corte puede arruinar la fruta, así como el calor excesivo durante el día. Una vez recolectadas, las pitayas son limpiadas, colocadas en canastas de hoja de palma y cubiertas con ramas de alfalfa para su conservación.
Datos curiosos sobre las pitayas
La pulpa de la pitaya es una verdadera delicia al paladar, y su consumo es toda una experiencia sensorial. La fruta se come a mano limpia, permitiendo que la pulpa se desgarre en la lengua, las semillas truenen en el diente y que el jugo se escurra entre los labios. Este ritual de consumo es especialmente apreciado por los habitantes de Guadalajara durante la temporada primaveral.
Además, la delicadeza en el tratamiento de la pitaya se refleja no solo en la recolección, sino también en el proceso posterior de limpieza y preparación para la venta, donde se busca conservar la frescura y calidad de la fruta.
Así, la llegada de la temporada de pitayas no solo marca un momento de cosecha y producción, sino también un periodo de disfrute y tradición arraigada en la cultura de Guadalajara.
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