
Activistas en Arizona colocan agua en el desierto para salvar vidas de migrantes
Voluntarios de Arizona distribuyen agua en el desierto para salvar vidas de migrantes que cruzan la frontera con México de manera ilegal.

En el desierto fronterizo con México, se lleva a cabo una importante labor humanitaria por parte de voluntarios y miembros de organizaciones sociales en el estado de Arizona. Estos grupos trabajan de manera coordinada para dejar galones de agua en el árido terreno, con el objetivo de salvar vidas y prevenir el fallecimiento de migrantes que cruzan ilegalmente la frontera.
Voluntarios ayudan a migrantes en Arizona
Integrantes de organizaciones como Salvavisión, Tucson Samaritans, No Más Muertes y Fronteras Compasivas se desplazan semanalmente al sur de Arizona para dejar de manera estratégica docenas de galones de agua en las zonas donde migrantes intentan sortear a la Patrulla Fronteriza.
El trabajo de estos voluntarios tiene un impacto significativo en la vida de quienes intentan cruzar la frontera en busca de un futuro mejor. La líder de Salvavisión, Dora Rodríguez, tiene una historia personal que la motiva a llevar a cabo esta labor. En 1980, en su tercer intento por escapar de la guerra civil en El Salvador, fue testigo de cómo 13 personas en su grupo murieron por deshidratación en el desierto de Arizona. Este trágico episodio la ha llevado a dedicar casi 40 años de su vida a ayudar a migrantes en el Desierto de Sonora.
Rodríguez comparte que, esporádicamente, junto con organizaciones como Samaritanos de Tucson, Samaritanos de Green Valley, Fronteras Compasivas, No Más Muertes y Salvavisión, se desplazan a la zona de Arivaca, en Arizona, donde han presenciado la intervención de grupos antimigrantes en ocasiones. Este es un área transitada por migrantes que, para evadir el punto de chequeo federal de Migración ubicado a unos tres kilómetros, deben sortear la región y el cerro. La activista también menciona que, lamentablemente, en esta zona se han reportado diversas muertes de migrantes que no sobrevivieron al calor extremo, que puede alcanzar más de 40 grados Celsius durante el día, o al frío intenso, que en ocasiones desciende hasta menos 7 grados centígrados en la noche.
En el desierto, la labor de dejar agua cobra un sentido aún más profundo al encontrar cruzando el camino una cruz de madera con un pequeño altar lleno de juguetes y rosarios, dedicado a un bebé cuya madre presuntamente tuvo que dejar en ese lugar para continuar su viaje huyendo de la Patrulla Fronteriza. La desconocida madre y el destino de su hijo son solo uno de tantos trágicos relatos que motivan a estos voluntarios a seguir adelante con su labor humanitaria, incluso ante la adversidad.
Antes de dejar los galones de agua, los activistas promigrantes se toman un momento para escribir la fecha en que se colocan y un mensaje de apoyo y aliento, a veces acompañado de un corazón dibujado. Estos mensajes tienen como objetivo humanizar el camino del migrante, impartiendo un mensaje de amor y solidaridad con aquellos que enfrentan situaciones difíciles. El mensaje más frecuente, “Dios bendiga tu camino”, refleja la esencia de su labor, que va más allá de la simple distribución de agua, buscando brindar esperanza y acompañamiento a quienes se encuentran en una situación vulnerable.
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