
Arte y ciencia: cómo la pintura refleja la atmósfera y el cambio climático
La pintura y la física se entrelazan, especialmente al representar el cielo y sus fenómenos atmosféricos.

El arte y la ciencia, particularmente la pintura y la física, comparten una fascinante interrelación. A lo largo de la historia, artistas e investigadores han aprendido unos de otros, utilizando su conocimiento para explorar el mundo que les rodea.
La Atmósfera como Laboratorio Compartido
Una de las áreas donde esta convergencia es más evidente es en el estudio de la atmósfera. Desde sus caprichosos movimientos hasta sus fenómenos más intensos, la envoltura gaseosa que nos envuelve ha sido un laboratorio común para científicos y artistas.
La Erupción del Krakatoa: Un Punto de Encuentro entre Arte y Ciencia
El ejemplo más emblemático se encuentra en la erupción del volcán Krakatoa en 1883. Esta catástrofe, que causó miles de muertes y efectos a largo plazo, también dejó una huella indeleble en el arte. Una década después, Edvard Munch plasmó en su obra maestra "El grito" la angustia experimentada por los atardeceres teñidos de rojo sangre, un fenómeno atribuido a las cenizas volcánicas que dispersaban la luz.
La acumulación de cenizas en la atmósfera acentuaba el fenómeno físico del scattering, haciendo que las luces azules se distribuyeran por toda la bóveda celeste y las rojas nos llegaran con mayor intensidad al amanecer y al atardecer. Este fenómeno, según algunos meteorólogos noruegos, podría haber sido influenciado también por nubes exóticas en las altas latitudes, una afirmación basada en el trazo y colorido empleados por Munch. Esta controversia física entre volcán y nubes exóticas sigue viva.
Más allá de los cielos, la pintura también se convierte en una herramienta valiosa para el estudio del paleoclima. A través de las obras maestras, podemos obtener valiosas lecciones sobre la evolución climática desde tiempos remotos y la posible influencia humana en la situación actual.
La pintura no solo nos muestra el mundo que nos rodea, sino que también ha sido pionera en la innovación artística y la exploración de la visión óptica. La evolución de las gafas, por ejemplo, se puede rastrear a través de retratos pintados hace siglos, donde podemos observar los cambios en la óptica a lo largo del tiempo.
La cámara oscura, inventada por el científico árabe Alhacén, también marcó un hito en la historia del arte y la ciencia. Este dispositivo, que permitía proyectar imágenes a través de un agujero o lente sobre una superficie oscura, impulsó el estudio de la luz y su influencia en la pintura.
Maestros como Leonardo da Vinci, Vermeer y Caravaggio utilizaron la cámara oscura para perfeccionar sus técnicas y fijar las imágenes con sustancias químicas, sentando las bases para la fotografía. La innovación artística y la exploración óptica de los maestros del Renacimiento nos han legado herramientas que hoy seguimos utilizando en el estudio y la apreciación del mundo.
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