
Corea del Sur logra reciclar el 97.5% de sus desechos alimentarios con innovador sistema
Corea del Sur implementó un sistema de pago y multas para incentivar el reciclaje de alimentos, logrando reciclar el 97.5% de los restos generados.

Durante las últimas décadas, diversas iniciativas de reciclaje han sido implementadas en todo el mundo con el objetivo de abordar el creciente problema de los desechos. Sin embargo, la efectividad de estas campañas ha sido objeto de debate, ya que, a pesar de su existencia, la generación de desechos plásticos continúa en aumento. No obstante, Corea del Sur ha encontrado una solución innovadora para enfrentar este desafío, centrándose en el reciclaje de alimentos y la implementación de un sistema de penalizaciones para aquellos que no cumplan con las normativas de reciclaje.
Según datos oficiales, en Corea del Sur se procesan anualmente cerca de 4.56 millones de toneladas de restos de alimentos. De esta cantidad, una impresionante cifra de 4.44 millones de toneladas son recicladas para otros usos, lo que representa un asombroso 97.5% de los residuos alimentarios reciclados. Este notable éxito en el reciclaje de alimentos ha sido atribuido a la implementación de políticas y medidas efectivas por parte del gobierno surcoreano.
Separación de residuos y gestión integral
Las iniciativas de reciclaje en Corea del Sur no se limitan únicamente al reciclaje de alimentos, sino que abarcan un enfoque integral de gestión de residuos. Para comprender el contexto, es importante recordar que en la década de 1980, el país enfrentó serios problemas relacionados con la gestión de la basura debido a los procesos de industrialización y urbanización. Esto llevó a la prohibición de depositar restos de comida en vertederos en el año 2005, así como a la implementación de un sistema de pago basado en el peso de los residuos alimentarios en 2013. Estas medidas han fortalecido significativamente la gestión de desechos en el país.
El sistema de reciclaje en Corea del Sur se basa en la premisa de que los ciudadanos deben asumir un costo cada vez que desechan restos de comida. Esta estrategia ha representado un desafío cultural, ya que en la sociedad surcoreana era común el desperdicio de alimentos. Sin embargo, la implementación de esta medida ha logrado generar un cambio de mentalidad en la población, promoviendo una mayor responsabilidad en la gestión de residuos.
Métodos de reciclaje en Corea del Sur
En Corea del Sur, se han establecido diferentes métodos para facilitar el reciclaje de alimentos. Uno de ellos es el uso de bolsas autorizadas, que son de color amarillo y tienen una capacidad de aproximadamente tres litros. Estas bolsas, que tienen un costo de alrededor de 300 wones (unos cuatro pesos)[3], son utilizadas para almacenar los residuos alimentarios y se dejan en la calle para su recolección por parte del servicio municipal. Este método proporciona una forma tangible para que los ciudadanos participen en el proceso de reciclaje.
Otro método implementado en edificios de apartamentos es el sistema automatizado, que utiliza máquinas equipped con tecnología de identificación. Los residentes llevan un recipiente de acero con sus residuos a la máquina, la cual lee automáticamente el código de la tarjeta de residencia vinculada a la vivienda. Esta máquina pesa los residuos, los almacena, y deduce el importe correspondiente, lo que añade un elemento de conveniencia y modernidad al proceso de reciclaje.
Por otro lado, los restaurantes utilizan un sistema de pegatinas, donde los establecimientos adquieren pegatinas prepago que colocan en los contenedores para indicar a los servicios de recolección que ya se ha pagado por los residuos alimentarios generados. Esta metodología permite una identificación clara de los lugares que cumplen con las normativas de reciclaje y facilita la labor de las autoridades encargadas de la recolección de desechos.
Penalizaciones por incumplimiento
El sistema de reciclaje en Corea del Sur también contempla penalizaciones para aquellos que incumplen las normativas. En los edificios de apartamentos, se utilizan cámaras de seguridad para registrar casos de incumplimiento, y las multas pueden superar los 1,300 pesos mexicanos, mientras que en los restaurantes, las multas pueden exceder los 10 millones de wones (cerca de 140,900 pesos) en caso de detectar un incorrecto manejo de los residuos alimentarios. Estas penalizaciones actúan como un incentivo para que la población cumpla con las disposiciones establecidas, fomentando así una mayor responsabilidad en la gestión de residuos.
Aunque la implementación del sistema de reciclaje surcoreano ha demostrado ser efectiva en ese contexto específico, su traslado a otros países puede plantear desafíos. Expertos en pérdida y desperdicio de alimentos han señalado que este tipo de medidas no necesariamente son aplicables en todos los lugares, ya que cada región enfrenta realidades diferentes en cuanto a la generación de desechos. Por ejemplo, en Latinoamérica, se ha señalado la importancia de reducir los desperdicios y promover la donación de excedentes en lugar de implementar un sistema de penalizaciones.
Otras iniciativas y reflexiones
En este sentido, en México se han desarrollado iniciativas como "En México la comida no se tira", que busca concientizar a la población sobre la importancia de reducir los alimentos desperdiciados a través de recetas y consejos prácticos. Estas iniciativas se enmarcan en un enfoque más educativo y preventivo, promoviendo una cultura de responsabilidad en la gestión de recursos. Como dato relevante, en 2019, se generaron aproximadamente 931 millones de toneladas de residuos alimentarios en América Latina. De esta cifra, cerca del 61% provino de los hogares, el 26% de los servicios de alimentación y el 13% del comercio minorista. Estas estadísticas subrayan la necesidad de abordar la problemática del despilfarro de alimentos de manera integral y proactiva, implementando soluciones adaptadas a la realidad de cada región.
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