
Expertos advierten sobre nuevas fallas sísmicas en la Ciudad de México
Las fallas geológicas en la Ciudad de México, detectadas en 2024, podrían tener más implicaciones sísmicas y geofísicas que las inicialmente identificadas.

Recientemente, científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han señalado que las fallas geológicas descubiertas a principios de 2024 en la Ciudad de México, conocidas como fallas de Mixcoac y Barranca del Muerto, podrían estar acompañadas por otras consideradas "principales" según la sismología. Este nuevo panorama sismológico ha generado preocupación entre los ciudadanos y ha planteado interrogantes entre los expertos, quienes advierten sobre la posible conexión entre la actividad humana y la reciente alta actividad de enjambres de microsismos en la capital mexicana.
Un nuevo enfoque sismológico
Un estudio realizado por el Instituto de Geofísica y la Facultad de Ingeniería de la UNAM ha revelado que, además de las fallas de Mixcoac y Barranca del Muerto, existen otras fallas principales que podrían estar subyacentes en la Ciudad de México. Estas fallas principales se definen por su longitud superior a 4 kilómetros, lo que las clasifica en una categoría sismológica de mayor relevancia. La investigación ha puesto de manifiesto un nuevo patrón sismológico en la región, cuyas dinámicas y consecuencias aún son inciertas.
Según los expertos, la actividad humana podría tener un papel significativo en la activación de estos nuevos fenómenos geofísicos. La demanda excesiva de agua en la ciudad ha llevado a una sobreexplotación de los mantos acuíferos, generando un abatimiento de agua subterránea que podría estar vinculado a la ocurrencia de los sismos lentos detectados en mayo y diciembre de 2023. Esta correlación entre la actividad humana y los eventos sísmicos resalta la importancia de considerar el impacto de nuestras acciones en el entorno geológico.
El riesgo de los microsismos
Los microsismos, aunque no representan un peligro inminente para las estructuras construidas, pueden generar daños al suelo que a su vez podrían afectar la estabilidad de edificaciones, especialmente si su magnitud supera 4.5 en la escala de Richter. Las zonas más vulnerables de la Ciudad de México ante estos fenómenos se localizan en Ajusco y en el área del Periférico hacia el sur y poniente de la ciudad. La proximidad de estos eventos sísmicos a la superficie, a tan solo 1 kilómetro, plantea la necesidad de no subestimar su potencial destructivo, recordando la lección que dejaron los terremotos previos a 1985.
Implicaciones ambientales
Además de la relación entre la actividad humana y los microsismos, también se ha sugerido que las condiciones climáticas podrían influir en la ocurrencia de estos fenómenos. Las fuertes lluvias que se han precipitado en las últimas semanas podrían haber activado sismos lentos en otras fallas, lo que explicaría la persistencia de los enjambres sísmicos en la capital mexicana. Esta interconexión entre factores ambientales y geológicos enfatiza la complejidad del fenómeno sísmico y la necesidad de abordarlo desde una perspectiva integral.
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