Exvicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, trasladado a cárcel de máxima seguridad en Guayaquil

El exvicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad La Roca en Guayaquil. El traslado se realizó después de haber sido detenido en la Embajada de México, donde había recibido asilo político, lo que llevó al Gobierno mexicano a romper relaciones diplomáticas con Ecuador. El traslado se efectuó bajo un fuerte dispositivo de seguridad desde el aeropuerto de Quito hacia Guayaquil, donde se encuentra la mencionada cárcel.

Glas se encuentra imputado por presunto peculado en el caso 'Reconstrucción' de la provincia costera de Manabí, luego del terremoto ocurrido en 2016. Además, debe cumplir una condena de ocho años de cárcel por cohecho y asociación ilícita, así como otra condena de ocho años por el delito de peculado en el caso 'Singue', referente a la negociación de unos contratos para la adjudicación de un yacimiento petrolero.

Condenas anteriores

Glas estuvo en la cárcel cerca de cinco años entre 2017 y 2022, hasta que salió en libertad con una medida cautelar dictada por un juez. El exvicepresidente siempre ha rechazado las condenas y acusaciones, declarándose como un perseguido político y víctima de 'lawfare' (utilización del aparato judicial contra adversarios políticos).

Conflicto entre México y Ecuador

Desde mediados de 2023, Jorge Glas se había alojado en la Embajada de México en Ecuador para solicitar asilo, lo que le fue concedido por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, esto generó tensión en las relaciones diplomáticas entre México y Ecuador. La situación se complicó con la expulsión de la embajadora mexicana en Ecuador, Raquel Serur, y culminó con la violación de la soberanía mexicana y el derecho internacional cuando la Policía ecuatoriana detuvo a Glas en la sede diplomática de México en Quito.

Consecuencias del conflicto

Esta situación llevó al presidente López Obrador a romper las relaciones diplomáticas con Ecuador. Las tensiones entre ambos países se intensificaron, poniendo en entredicho la estabilidad política y diplomática en la región.

Jorge Glas, quien ocupó el cargo de vicepresidente entre 2013 y 2017, siempre ha rechazado las condenas en su contra. Considera que es un perseguido político y una víctima de la justicia utilizada como herramienta contra sus adversarios políticos.