Médicos voluntarios enfrentan impactante crisis humanitaria en Gaza

Un grupo de 35 médicos estadounidenses y de otros países llegó a Gaza como parte de equipos de voluntarios para colaborar en uno de los pocos hospitales que seguían operativos en medio del conflicto. Con maletas llenas de suministros médicos, estos profesionales se prepararon para enfrentar una de las zonas de guerra más devastadoras del mundo. Sin embargo, la realidad que encontraron superó sus peores expectativas, dejándolos impactados por la magnitud de la crisis humanitaria.

La incursión de Israel en la ciudad de Rafah empeoró la situación, ya que el principal punto de entrada y salida para trabajadores humanitarios internacionales fue cerrado. Esto dejó atrapados a los equipos de voluntarios más allá del tiempo previsto para su misión de dos semanas. A pesar de ello, algunos médicos decidieron quedarse para continuar brindando ayuda, demostrando su compromiso con la población afectada por el conflicto.

Colaboración internacional

Los equipos de voluntarios, compuestos principalmente por cirujanos estadounidenses, también incluyen profesionales de otros países como el Reino Unido, Australia, Egipto, Jordania y Omán. Han estado trabajando en el Hospital General Europeo, el cual se ha convertido en un punto crucial para atender a los heridos en el sur de Gaza.

La ofensiva israelí ha dejado a más de dos docenas de hospitales fuera de servicio y ha causado miles de muertes y heridos en la población palestina. Los médicos y enfermeras voluntarios se encuentran desbordados por la magnitud de las urgencias médicas, enfrentándose a escasez de suministros y la falta de personal para atender a los pacientes. La falta de agua potable y el riesgo de enfermedades también agravan la compleja situación en la región.

Los médicos voluntarios han compartido testimonios desgarradores sobre su experiencia en Gaza, desde la trágica pérdida de vidas hasta momentos de desesperación al intentar salvar a pacientes gravemente heridos. Estos relatos reflejan la dura realidad que enfrentan tanto los voluntarios como la población afectada por el conflicto, dejando una profunda huella emocional en quienes participan en esta labor humanitaria.