¿Adicción a la pornografía? El impacto en el cerebro y la vida diaria

La pornografía puede tener consecuencias negativas, incluyendo adicción y problemas en la vida personal y familiar.

La utilización excesiva de material pornográfico está emergiendo como una preocupación creciente en la sociedad moderna, con efectos que pueden afectar profundamente la vida de las personas.

El Problema del Uso Problemático de la Pornografía

Alejandro Villena, psicólogo investigador de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y autor del libro "¿Por qué no?", advierte sobre la ausencia de consecuencias en el consumo de pornografía. Según sus investigaciones, el 80% de los diagnósticos por Trastornos por Comportamiento Sexual Compulsivo (TCSC) están relacionados con este tipo de contenido.

Villena explica que desde 2014 se acuñó el término "Uso Problemático de la Pornografía", basado en los seis componentes de la adicción para ser diagnosticado. Estos síntomas incluyen la ocupación excesiva del tiempo, la tolerancia creciente, el síndrome de abstinencia, el uso para regular emociones como el estrés o el aburrimiento, y las consecuencias negativas en la vida familiar, sexual o laboral.

Señales Neurales de la Adicción

Los avances en neurociencia han permitido explorar los mecanismos cerebrales involucrados en la adicción a la pornografía. Estudios como el publicado en Neuropsychopharmacology han utilizado técnicas de imagen como el fMRI para observar la actividad cerebral ante estímulos pornográficos.

Los resultados indican que, similar a las adicciones al juego o a ciertas sustancias, existen mecanismos neurales relacionados con facetas clínicas relevantes del uso problemático de la pornografía. Esta evidencia sugiere que podrían aplicarse estrategias efectivas para combatir otras adicciones a este comportamiento.

La afectación del uso problemático de la pornografía varía según el individuo. Si bien algunas personas pueden gestionar su consumo sin repercusiones significativas en sus vidas, otras experimentan consecuencias negativas en sus relaciones, trabajo o bienestar emocional.

Es crucial reconocer que el umbral para considerar el consumo problemático es individual. No existe un criterio absoluto de severidad, y la percepción del impacto en la vida diaria puede diferir entre personas.

Los factores ideológicos pueden influir en la forma en que se percibe el consumo de pornografía. Villena señala que algunas personas pueden sobrediagnosticar su consumo como adicción sin cumplir los criterios clínicos, mientras que otras no emiten ningún juicio sobre su conducta sexual, lo cual puede ser un factor de riesgo para desarrollar trastornos por comportamiento sexual compulsivo.

Es importante abordar este tema con sensibilidad y evitar juicios morales, ya que la experiencia del individuo es única. El tratamiento debe personalizarse en función de las necesidades específicas de cada paciente.

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