Descubre la historia y legado de la Ruta de la Amistad de los Juegos Olímpicos de 1968
Los Juegos Olímpicos de 1968 en México dejaron la icónica Ruta de la Amistad, un corredor escultórico con 19 monumentales obras de artistas de todo el mundo.
Los Juegos Olímpicos de 1968 no solo marcaron un hito en la historia del deporte mexicano, sino que también dejaron un legado artístico de gran valor. A través de la creación de la Ruta de la Amistad, se plasmó un testimonio duradero de los tiempos de prosperidad y fraternidad que trajo consigo la celebración de este magno evento. A lo largo de los años, las esculturas monumentales que componen esta ruta han perdurado, convirtiéndose en un emblema de la resiliencia artística.
El legado de la Ruta de la Amistad
Las 19 imponentes esculturas que conforman la Ruta de la Amistad siguen asombrando a propios y extraños, manteniendo viva la esencia de cooperación y confraternidad entre naciones. La visión de Mathias Goeritz, el artista alemán radicado en México, fue el motor que impulsó la materialización de este proyecto, el cual buscaba trascender las barreras de los museos y situar el arte en un espacio accesible para todos: las calles de la Ciudad de México.
A pesar de la resistencia al paso del tiempo, las esculturas de la Ruta de la Amistad no han estado exentas de enfrentar diversos desafíos. La huella urbana y el grafiti han atentado contra la preservación de estas obras, llevando a cabo acciones para reubicar y restaurar aquellas piezas que se encontraban en estado crítico. No obstante, el compromiso de entidades como el Patronato ha permitido mantener en pie este patrimonio cultural, demostrando la importancia de su conservación para las generaciones presentes y futuras.
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