El cerebro del sarcasmo: nuevos estudios revelan su complejidad en español

Un estudio argentino revela que comprender el sarcasmo requiere una compleja activación cerebral, siendo una habilidad relevante para detectar patologías mentales como la esquizofrenia.

El humor ácido, mordaz, el que hiere con una sonrisa irónica, tiene el poder de desgarrar el velo de lo literal y sumergirnos en las complejidades del lenguaje. Comprender el sarcasmo no es solo descifrar palabras; es un ejercicio que demanda una orquesta sinfónica de conexiones neuronales, una capacidad para leer entre líneas y, sobre todo, una empatía que nos permita intuir la intención detrás de la ironía.

Un Desafío para el Cerebro

Los científicos lo estudian con fascinación, especialmente en relación con trastornos mentales y neurológicos. Hasta hace poco, el conocimiento sobre este tipo de humor mordaz se limitaba al inglés. Sin embargo, investigadores argentinos han publicado resultados preliminares que demuestran que comprender el sarcasmo en español también es un desafío para el cerebro.

Uno de los objetivos del estudio es determinar si la incomprensión del sarcasmo puede ser un indicador fiable en el diagnóstico de patologías neurológicas y problemas de salud mental. "Creo que dentro de un año podremos dar esa respuesta", estima Bautista Elizalde Acevedo, doctor en Ciencias Biomédicas e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET).

Neurociencia del Sarcasmo

La investigación se distingue por su enfoque innovador. Emplea un método simple de situaciones realistas en formato de historieta, creadas íntegramente por los investigadores. El experimento en español reveló conexiones neuronales más extensas que los realizados en inglés.

"Es lo más distintivo respecto a otros trabajos que se han hecho. No sabemos si es porque lo hicimos en español o porque nuestra prueba tenía una menor carga cognitiva que las tareas que aplicaron otros", explica Nicolás Vassolo, primer autor del trabajo, Licenciado en Psicología e investigador del CONICET. "En esos casos, había que tener mucha información previa hasta llegar al estímulo del sarcasmo, mientras que la nuestra era más directa e imitaba mejor las situaciones reales. En una simple imagen con un texto sencillo y en simultáneo, ya teníamos un estímulo donde había algo sarcástico", agrega.

El sarcasmo se vale de la ironía y el doble sentido, para lo que hay que ser capaz de comprender cómo está pensando otra persona, en qué sentido y con qué tono está hablando. A esa capacidad, comparable con la empatía, los científicos la llaman Teoría de la Mente.

"Por eso los correlatos neurales del sarcasmo son tan curiosos", destaca Lucy Alba Ferrara, doctora en Neurociencias e investigadora del CONICET. "El lenguaje tiene un procesamiento muy sucinto en el cerebro, con nodos muy importantes que se repiten. Cuando se procesa este tipo de humor a esos nodos se le suman otros que son más variables y que están mucho más dispersos, esparcidos alrededor de toda la corteza. Eso se debe al solapamiento del sarcasmo con otras habilidades vinculadas a la teoría de la mente y la información contextual implicadas en la interpretación correcta de la información".

El Cerebro Artificial y el Sarcasmo

Esa complejidad es una de las razones por las que a los modelos de lenguaje basados en inteligencia artificial les cuesta tanto captar el sarcasmo. No logran el nivel de complejidad en las conexiones neuronales que producen las habilidades interpersonales.

Algo similar les ocurre a muchos usuarios en las redes sociales. Sin contexto, sin gestualidad ni tonos de voz, la interpretación es presa fácil de la literalidad. "Está puesta la palabra ahí para que adivinen lo que se quiere decir. Puede interpretarse para cualquier lado", señala Mariana Bendersky, doctora en Medicina y artista encargada de ilustrar las historietas del experimento. "Además, empobrecen bastante el lenguaje porque el mensaje es muy cortito, medio telegráfico, limitado en cantidad de caracteres y poco florido. Una siente cuando lee que la gente habla cada vez peor, que no tienen gramática. Si pensamos en que eso, además, moldea el cerebro, es para preocuparse".

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