Exhumaciones en Jojutla: Dudas sobre muestras genéticas y falta de transparencia en proceso

La exhumación en Jojutla reveló restos humanos, pero hay dudas sobre la validez genética y la falta de proper orientación en la identificación.

Durante la tercera diligencia de exhumación en las fosas de Jojutla, Moralos, se han recuperado más de un centenar de fragmentos óseos, una botella y posibles restos humanos localizados debajo de un presunto memorial, según informaron miembros del Colectivo de Desaparecidos Tetelcingo y Jojutla. No obstante, persisten dudas sobre la fiabilidad de las muestras genéticas, lo que podría obstaculizar el acceso a la justicia para las víctimas.

Las fosas, ubicadas en el panteón municipal "Pedro Amaro", fueron utilizadas por la Fiscalía de Morelos para inhumar cuerpos de personas no identificadas o no reclamadas por sus familiares. A pesar de que el proceso de exhumación fue ordenado judicialmente, la intervención se llevó a cabo de manera irregular, sin respetar el Protocolo de Exhumación, lo que ha generado inquietud entre los colectivos de búsqueda.

Intervención irregular y demandas de participación

La intervención en las fosas comenzó en 2017, después de la presión de los colectivos de víctimas y una orden judicial. Sin embargo, no fue sino hasta el 6 de noviembre de 2022 que la Fiscalía General del Estado de Morelos, liderada por Uriel Carmona, reinició los trabajos de exhumación, esta vez sin la participación de otras instituciones. Esta situación encendió las alarmas entre los colectivos de víctimas, quienes exigieron la participación de la Fiscalía General de la República (FGR) y la Guardia Nacional en el proceso.

Además, solicitaron una audiencia con la gobernadora Margarita González Saravia, quien, hasta el 15 de noviembre, no había concedido una reunión con las familias afectadas. En su lugar, ha sido la subsecretaría de gobierno la encargada de atender a las buscadoras, comprometiéndose a garantizar la transparencia del proceso.

Preocupaciones sobre la cadena de custodia

A pesar de la presencia de la Guardia Nacional en el sitio, según Amalia Hernández, tía de Oliver Wenceslao —un joven secuestrado y asesinado cuya desaparición permitió el hallazgo de las fosas de Tetelcingo—, hasta ahora no se ha tomado ninguna muestra genética en el campo de exhumación, complicando así la identificación de las víctimas. La Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas (CNBPD) aún no ha definido qué laboratorio se encargará de realizar los perfiles genéticos, un paso crucial para la justicia.

Uno de los principales cuestionamientos de los colectivos radica en la falta de personal especializado. Hasta la fecha, no se ha incorporado un equipo de antropólogos que certifique si los restos encontrados corresponden a seres humanos, una medida fundamental para evitar posibles contaminaciones en el proceso de identificación. Además, denunciaron que la Comisión de Búsqueda del Estado de Morelos ha enviado personal sin el perfil académico adecuado, como abogados, periodistas y contadores, quienes han tenido acceso a la zona cero, representando un riesgo para el proceso de exhumación.

Irregularidades en la obtención de muestras genéticas

A pesar de las mencionadas irregularidades, los restos encontrados están siendo embalados con la cadena de custodia correspondiente. Sin embargo, las instituciones involucradas no han logrado avanzar en la obtención de las muestras genéticas necesarias. Hernández mencionó que se ha solicitado la colaboración del Centro de Identificación Humana de Coahuila para obtener las muestras genéticas y los perfiles correspondientes, pero la participación de esta institución aún no ha sido concretada.

Hallazgos y preocupaciones sobre su manejo

En cuanto a los hallazgos, Hernández informó que el trabajo realizado en los primeros días se centró en el área de la fosa que quedó inconclusa en 2022. A pesar de la insistencia por parte de los colectivos, no se han realizado excavaciones en otras áreas del sitio. Los fragmentos encontrados han sido principalmente pequeños, aunque uno de los hallazgos más relevantes fue una parte de un cráneo localizada debajo de una tumba, aunque ya dañada por el paso del tiempo.

Sin embargo, lo que más ha llamado la atención es el hallazgo de una botella con un número de carpeta anotado en su interior y restos presumiblemente humanos debajo de un supuesto memorial. Este hallazgo fue documentado por el notario y la Comisión de Derechos Humanos, pero ha generado preocupación sobre posibles irregularidades en el proceso de manejo de las pruebas.

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