Los puentes peatonales y su impacto en la seguridad vial y la movilidad urbana

El sentido de seguridad en la movilización dentro del espacio público es el resultado de diversos elementos que generan confianza entre las personas que coexisten y transitan en él. Sin embargo, la percepción de seguridad no solo se basa en la accesibilidad física, sino que también toma en cuenta factores que proporcionan la sensación de protección. Entre estos factores se encuentran los puentes peatonales, cuya instalación busca brindar un entorno seguro para los peatones al evitar el cruce peligroso de calles transitadas. No obstante, es crucial considerar que la implementación de puentes peatonales puede tener consecuencias negativas para la movilidad y el entorno urbano en general.

El impacto negativo de los puentes peatonales

A pesar de las buenas intenciones, la construcción de puentes peatonales puede desencadenar efectos adversos en el entorno urbano. Al fomentar que los peatones eviten cruzar las vías a nivel del suelo, se contribuye al incremento de la velocidad de los vehículos motorizados al eliminar un obstáculo en su trayectoria. Además, la distancia adicional que los peatones deben recorrer para utilizar un puente peatonal, en comparación con cruzar directamente la calle, es significativamente mayor, lo que puede resultar en un aumento del tiempo de desplazamiento y en una experiencia menos accesible, especialmente para personas con movilidad reducida.

La accesibilidad también se ve comprometida para aquellos con discapacidades motrices, como el uso de sillas de ruedas, al enfrentar obstáculos significativos al subir y bajar por las estructuras de los puentes. Asimismo, las personas con discapacidades visuales se ven afectadas por la presencia de estructuras elevadas en las aceras, que pueden representar un peligro al no ser detectadas con el uso de bastones guía.

Cumplimiento normativo y alternativas de diseño

Es fundamental tener en cuenta que la instalación de puentes peatonales puede contravenir la normativa establecida en la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, la cual insta a evitar la construcción de pasos elevados o subterráneos cuando sea posible adaptar el diseño para facilitar el cruce peatonal a nivel de calle, priorizando la movilidad inclusiva. Ante esta situación, resulta imperativo explorar alternativas de diseño urbano que garanticen la seguridad de los peatones, considerando el contexto específico de cada ubicación.

Por consiguiente, es fundamental buscar soluciones que permitan controlar la velocidad de los vehículos motorizados y garanticen condiciones seguras para los peatones. Esto puede lograrse mediante la implementación de señalización tanto a nivel del suelo como elevada, la instalación de semáforos preventivos y la expansión de aceras para crear espacios de seguridad peatonal. Asimismo, la reducción de carriles de circulación y la incorporación de bahías de estacionamiento pueden desincentivar las altas velocidades de los vehículos, promoviendo un entorno más seguro para los peatones.

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