
Vivianne Robinson, la superfan olímpica que sacrificó todo por estar en París 2024
Superfan olímpica de París 2024, Vivianne Robinson, sacrificó y trabajó duro para asistir a 7 Juegos en 40 años.

Vivianne Robinson, una apasionada de los Juegos Olímpicos, ha asistido a 7 ediciones de los Juegos de verano a lo largo de 40 años. Su devoción por este evento deportivo la ha llevado a desembolsar más de 10 mil dólares para estar presente en los Juegos Olímpicos de París 2024. Ella, originaria de Los Ángeles, se ha esforzado al máximo, incluso aceptando dos empleos adicionales, para hacer realidad su sueño de presenciar las competencias en la ciudad de la luz. A pesar del sacrificio financiero, Robinson afirmó que la experiencia vale cada centavo gastado.
Fan gasta miles de dólares para ir a Juegos Olímpicos
La determinación de Robinson la llevó a trabajar arduamente, durante dos años, para saldar las deudas contraídas con tal de financiar su viaje a París. Además de agotar el límite de sus tarjetas de crédito, se empleó en labores tanto en Venice Beach, donde personalizaba collares de arroz durante el día, como empacando alimentos por las noches. A sus 66 años, se embarcó en una travesía laboral adicional con el firme propósito de hacer realidad su anhelo olímpico. A pesar de las dificultades financieras, Robinson está convencida de que la experiencia en París justifica sobradamente el sacrificio económico realizado.
La decepción de la ceremonia de apertura
Si bien la emoción de asistir a los Juegos Olímpicos de París 2024 colmó el espíritu de Robinson, no estuvo exenta de momentos decepcionantes. Entre ellos, el desembolso de mil 600 dólares para presenciar la ceremonia de apertura, que finalmente solo pudo observar a través de una pantalla desde un puente. Este revés, si bien significativo, no opacó su entusiasmo ni empañó su determinación. "¿Sabes lo mucho que toma el hacer esa cantidad de dinero?", cuestionó, refiriéndose al costo de la ceremonia de apertura. No obstante, ante la adversidad, se mostró entereza al afirmar: "Pero así pasan las cosas y la vida continúa, ganas si pierdes un poco". Este contratiempo no logró mermar su pasión por los Juegos Olímpicos, demostrando una vez más su inquebrantable dedicación a este evento deportivo.
El origen de su devoción olímpica
El fervor de Robinson por los Juegos Olímpicos se remonta a su infancia, cuando su madre trabajaba como traductora de atletas en la Universidad de California durante los Juegos de Los Ángeles 1984. Fue en ese entonces que su fascinación por los distintivos olímpicos, en forma de broches, cobró vida. Su interés por coleccionar estos símbolos la llevó a incursionar en un mundo de intercambios y encuentros con deportistas, una pasión que ha perdurado a lo largo de décadas y continúa tan vigorosa como en sus inicios. Desde entonces, ha atestiguado de manera ininterrumpida la celebración de los Juegos de verano, forjando invaluables recuerdos en cada edición.
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