Descubierto el origen ancestral de los hablantes de lenguas urálicas

Un estudio genético-arqueológico revela los orígenes ancestrales de los hablantes de lenguas urálicas, mostrando su expansión desde Siberia hacia Eurasia hace miles de años.

Un nuevo estudio ha arrojado luz sobre las origenes ancestrales de los pueblos que hablan lenguas urálicas, desvelando un fascinante viaje migratorio a lo largo de miles de años y su impacto en la cultura moderna.

Estas lenguas, que incluyen el estonio, el húngaro y el finés, se diferencian significativamente de las lenguas indoeuropeas en su estructura y origen. Los lingüistas especulan que podrían derivar de un área cercana a los montes Urales, pero la ubicación exacta y la trayectoria de su expansión por Eurasia han sido un enigma durante mucho tiempo.

El Viaje Migratorio ancestral

Para resolver este misterio, investigadores combinaron datos genéticos y arqueológicos para rastrear los orígenes ancestrales de estos pueblos. Al analizar el ADN de antiguos pobladores urálicos que vivieron entre 11.000 y 4.000 años atrás en una vasta región que abarca gran parte de la actual Rusia y sus países vecinos, se pudo reconstruir un complejo panorama de migraciones a lo largo del tiempo.

Los resultados indican que los primeros hablantes de una lengua protourálica se ramificaron en varios grupos diferentes. Un grupo se dirigió hacia el oeste, hacia el Báltico, dando origen a las lenguas urálicas que se hablan hoy en día en Finlandia, Estonia y el noroeste de Rusia. Otro grupo, conocido como yeniseiano, se estableció en el centro de Siberia hace unos 5.400 años, dejando como única lengua sobreviviente el ket.

Asimismo, una rama migratoria hacia el este de Asia, alrededor de 4.500 años atrás, explica la ascendencia del este de Asia presente en muchos hablantes de lenguas urálicas actuales. Algunos de estos antepasados emigraron posteriormente a América, dando origen a algunos nativos americanos.

Por otro lado, otros grupos urálicos provenientes de las estepas centrales de Eurasia se desplazaron hacia el oeste hasta Hungría hace unos 3.000 años. Estas migraciones masivas dejaron una huella profunda en la cultura y lingüística de Europa y Asia, influenciando a pueblos y culturas que ya habitaban estas tierras.

El estudio resalta cómo los primeros colonos indoeuropeos del Báltico se unieron a los pueblos de habla urálica después de estas migraciones masivas, dando lugar a una mezcla cultural única. La lingüista Kristiina Tambets, directora del Centro de Excelencia de las Raíces Estonias, subraya la importancia de este legado:

"Estos avances tecnológicos supergeniales, como la metalurgia del cobre y el bronce, y las redes comerciales que desarrollaron los primeros pueblos urálicos, influyeron enormemente en culturas preexistentes en tierras euroasiáticas."

Además de preservar sus propias lenguas, los pueblos urálicos también han dejado una huella indeleble en las lenguas indoeuropeas habladas hoy en día por la mayoría de los europeos. Se cree que palabras como "agua", "olla" y "pez" tienen raíces en el protourálico, demostrando la influencia persistente de estas antiguas comunidades lingüísticas.

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