¿Dormir más de 10 horas es saludable? El debate sobre el sueño ideal

El debate sobre la cantidad ideal de sueño ha cobrado relevancia en los últimos años, especialmente en un mundo que prioriza la hiperproductividad y la constante actividad. Si bien se recomienda entre 7 y 9 horas para la mayoría de los adultos, existen variaciones individuales que pueden requerir periodos más extensos de descanso.

Sueño: Un debate relevante en la era moderna

Expertos en cronobiología, como la doctora María Juliana Leone del CONICET, señalan que factores genéticos, ambientales y del estilo de vida pueden influir en las necesidades de sueño de cada persona. "Entiendo que declaró que ‘puede dormir 14 horas’, no que necesita dormir 14 horas", aclara la especialista en relación a declaraciones recientes de una figura pública que ha generado controversia al expresar su preferencia por el descanso prolongado.

La doctora Leone destaca la importancia de visibilizar la prioridad del sueño, especialmente en un contexto donde se tiende a verlo como una pérdida de tiempo. "Me parece sumamente importante que una persona con su popularidad declare públicamente que le da prioridad a su sueño, cuando cada vez hay más evidencia de que dormir poco se asocia con consecuencias negativas a corto y largo plazo".

El impacto del descanso en la salud

La calidad y cantidad del descanso son cruciales para nuestro bienestar. El doctor Ramiro Heredia, médico clínico del Hospital de Clínicas, explica que "un adecuado reposo nocturno, tanto en cantidad como en calidad, nos hace vivir más y mejor". La Asociación Americana del Corazón ha reconocido al sueño como uno de los ocho esenciales de la vida, junto a factores clave para mejorar la salud cardiovascular, neurológica y la calidad de vida en general.

Dormir mal o poco no solo afecta nuestro rendimiento diario, sino que también altera funciones fisiológicas clave. Estudios demuestran que con 4 o 5 horas de sueño, los adultos reportan mayor hambre, antojos de alimentos calóricos y una reducción en el autocontrol. Además, se observa desregulación hormonal, afectando la leptina (hormona que genera saciedad) y la grelina (que estimula el hambre). También disminuye la sensibilidad a la insulina, favoreciendo el aumento de peso y elevando el riesgo de diabetes tipo 2 y síndrome metabólico.

Según la Fundación del Sueño de Estados Unidos, el equilibrio hormonal que regula el apetito, la digestión y el sueño se ve afectado por la falta de descanso adecuado. Este desequilibrio puede conducir a una serie de problemas de salud, tanto físicos como mentales.

Cantidad vs calidad del sueño

Es importante diferenciar entre cantidad y calidad del sueño. Dormir muchas horas no implica necesariamente dormir bien. La calidad del sueño se evalúa por indicadores como la latencia del sueño, los despertares nocturnos, la eficiencia del sueño y la regularidad en los horarios.

Incluso quienes logran dormir entre 10 y 14 horas como Johnson deben considerar otros factores que garanticen un descanso reparador. Desde la Fundación se recomiendan hábitos como evitar pantallas antes de acostarse, mantener horarios regulares y hacer ejercicio de manera constante.

El testimonio de Johnson desafía las normas sociales que asocian la actividad constante con el éxito y revaloriza el descanso como un acto de salud física y mental. En una sociedad que promueve la hiperproductividad, reconocer la importancia del sueño es un paso crucial para mejorar nuestra calidad de vida.

Reconocer las necesidades individuales de descanso y promover hábitos saludables de sueño son acciones que contribuyen a abordar el déficit crónico de sueño, una problemática cada vez más extendida en la actualidad. Es importante visibilizar esta realidad y fomentar un cambio cultural que priorice el bienestar integral.

Al final, dormir lo suficiente no es solo una cuestión de tiempo, sino también de calidad de vida. El descanso adecuado permite a nuestro cuerpo y mente recuperarse, recargar energías y afrontar los desafíos del día a día con mayor fortaleza y bienestar.