
El papel del ego en la personalidad y su impacto en la vida cotidiana
El ego, parte de la personalidad, mediador entre individuo y entorno, puede distorsionar la percepción y generar conflictos en la vida diaria.

La psicología humana está compuesta por diversos componentes que cumplen funciones específicas, entre ellos el ego, que puede presentar desajustes generando problemas. A medida que las personas transitan por la vida, experimentan cambios en sus estados de ánimo, en su auto percepción y en su forma de analizar la realidad. Estas variaciones son el resultado de un proceso continuo de crecimiento personal, aprendizaje y formación de la personalidad.
El ego y el desarrollo humano
Desde la Universidad Internacional de La Rioja (España), se postula que el desarrollo humano debe entenderse desde una perspectiva interaccionista y contextual, la cual se potencia a partir de la relación que el individuo establece con su entorno. En este sentido, la psicología estudia la personalidad como un aspecto fundamental en el proceso de formación y crecimiento del individuo, de acuerdo a sus interacciones con el medio.
El ego en la personalidad humana desempeña un rol esencial como mediador entre el individuo y el mundo circundante, buscando satisfacer las necesidades del sujeto mientras mantiene un equilibrio en sus relaciones interpersonales y con el entorno. Según un informe publicado por la Asociación Catalana de Psicoterapia Psicoanalítica, el ego para guiar la vida requiere de una buena comprensión de los contextos y de la energía propia del individuo. Sin embargo, el ego puede verse asediado por ideales forjados a raíz de miedos, culpas, angustias y la influencia de los medios de comunicación.
El escritor Pablo d'Ors plantea que las personas pueden verse atrapadas en las garras de su propio ego, que se manifiesta como una inclinación hacia la autoafirmación y la apropiación. Esta faceta de la personalidad nos lleva a concebir una imagen de nosotros mismos como el centro de atención, con la creencia de que somos el principal actor de nuestra propia historia. Sin embargo, el ego también tiene un potencial destructivo, ya que al lograr "despertar" la conciencia, se provoca un cambio de perspectiva que permite dirigir la atención hacia el entorno, ampliando así la visión del mundo.
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