Microplásticos en la alimentación: El peligro invisible que debes conocer

La contaminación por microplásticos, originada del degradación de plásticos, se encuentra en alimentos y agua, representando un riesgo para la salud humana.

La contaminación por plásticos se ha convertido en un problema ambiental global que amenaza la salud de los ecosistemas y de los seres humanos. Una forma especialmente preocupante de esta contaminación son los microplásticos, partículas diminutas que pueden infiltrarse en nuestra cadena alimentaria sin que lo notemos. Estos fragmentos provienen de la degradación de plásticos más grandes y se encuentran presentes en el agua, el suelo y el aire. Los organismos marinos y terrestres los ingieren, integrándolos en la cadena alimentaria hasta llegar a los consumidores, incluyendo a las personas.

Microplásticos en nuestra alimentación: un riesgo invisible

Si bien los efectos de los microplásticos en la salud humana aún se están investigando, su presencia en los alimentos es una señal de advertencia sobre las consecuencias de la contaminación plástica. Estos diminutos fragmentos pueden ingresar a nuestro organismo a través de diversas fuentes:

  1. Agua potable: Tanto el agua embotellada como la del grifo pueden contener microplásticos. El uso de botellas de plástico, especialmente cuando se someten al calor, incrementa la liberación de fragmentos que terminan en nuestro cuerpo.
  2. Productos de origen animal: Las carnes y pescados suelen estar en contacto con plásticos durante su proceso de envasado. Además, los organismos marinos ingieren microplásticos presentes en el agua, acumulándolos en sus tejidos.
  3. Frutas y vegetales: El riego en la agricultura puede contener microplásticos, los cuales son absorbidos por los cultivos. Muchos productos frescos se comercializan envueltos en plástico, aumentando la posibilidad de contaminación.
  4. Bolsas de té: Las bolsitas de té de un solo uso pueden liberar microplásticos cuando entran en contacto con líquidos calientes. Muchos de estos envases contienen polímeros plásticos que se degradan en partículas microscópicas.

Reducir la exposición a los microplásticos

Aunque los microplásticos están cada vez más presentes en nuestra alimentación, existen medidas que podemos tomar para minimizar nuestra exposición:

  • Utilizar filtros de agua de alta calidad.
  • Optar por botellas reutilizables de vidrio o acero inoxidable en lugar de plástico.
  • Evitar exponer las botellas de plástico a fuentes de calor o a la luz solar directa.
  • Comprar carne y pescado en mercados locales donde se utilicen menos empaques plásticos.
  • Elegir opciones de envasado sostenible o llevar envases reutilizables.
  • Reducir el consumo de especies marinas más propensas a la contaminación por microplásticos.
  • Lavar bien las frutas y verduras con agua filtrada antes de su consumo.
  • Preferir productos sin envoltorios plásticos o comprarlos a granel.
  • Optar por alimentos orgánicos, ya que suelen emplear menos fertilizantes sintéticos, los cuales pueden contener microplásticos.
  • Elegir té en hojas sueltas y utilizar infusores de acero inoxidable o una prensa francesa.
  • Optar por marcas que ofrezcan bolsas biodegradables o libres de plástico.

Con pequeños cambios en nuestra vida diaria, podemos reducir los riesgos para nuestra salud y contribuir a la lucha contra la contaminación plástica. Optar por alternativas sostenibles, reducir el uso de plásticos, preferir alimentos menos procesados y elegir envases reutilizables son acciones clave para minimizar nuestro impacto en el medio ambiente.

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