
Adiós a los 8 vasos: la hidratación personalizada para tu salud
La hidratación adecuada varía según el individuo y depende del sexo, la actividad física y el entorno.

La creencia popular de que se necesita beber ocho vasos de agua al día para mantener una hidratación óptima se ha mantenido durante décadas. Sin embargo, expertos advierten que este mito, junto con otros sobre el consumo de agua, pueden poner en riesgo la salud. Un análisis publicado por National Geographic revela que las necesidades hídricas varían considerablemente entre individuos y dependen de factores como el sexo, la actividad física y el entorno.
Nuevas investigaciones subrayan la importancia de adaptar la ingesta de líquidos a cada persona, vigilando tanto la deshidratación como el consumo excesivo. Esta nueva perspectiva en la hidratación nos invita a comprender que no existe una fórmula mágica universal, sino que debemos escuchar las señales que nuestro cuerpo nos envía.
El agua: elemento vital para el cuerpo humano
El agua constituye la mayor parte de la composición corporal y es esencial para funciones vitales como la regulación de la temperatura, la lubricación de articulaciones, la digestión, la eliminación de toxinas y el transporte de nutrientes. Según National Geographic, también interviene en la producción de energía y en el correcto funcionamiento del corazón y el cerebro.
Investigaciones del National Institutes of Health (NIH) vinculan una hidratación adecuada con un menor riesgo de enfermedades crónicas, reducción de la mortalidad prematura y un envejecimiento biológico más lento. La doctora Dana Cohen, médica integrativa en Nueva York, afirmó a National Geographic: “La hidratación es fundamental para cada función celular del cuerpo”. Advirtió que muchas personas viven en un estado de deshidratación leve sin saberlo, lo que puede causar fatiga, dolor de cabeza, dificultades cognitivas, molestias articulares y sensación de hambre asociada en realidad a la sed.
¿Ocho vasos al día?: una cifra sin respaldo científico
La recomendación popular de beber ocho vasos de agua diarios —unos 1,9 litros— no responde a criterios científicos. La nutricionista Wendy Bazilian señaló a National Geographic que esta idea, aunque ampliamente difundida, no refleja las verdaderas necesidades del organismo, que varían en función del tamaño corporal, la actividad física y las condiciones ambientales. El Institute of Medicine of the National Academies of Sciences, Engineering, and Medicine establece que las mujeres deberían consumir unos 2,7 litros de líquidos al día (11 tazas y media), mientras que los hombres necesitan aproximadamente 3,7 litros (15 tazas y media). Estas cifras incluyen el consumo de líquidos a través de alimentos.
Secuenciando la hidratación: señales del cuerpo y estrategias efectivas
En lugar de enfocarnos únicamente en la cantidad de agua, es importante prestar atención a las señales de nuestro cuerpo. La sed es una indicación clara de que necesitamos reponer líquidos, pero también podemos observar otros signos como la sequedad de boca, orina oscura y fatiga. Al mismo tiempo, debemos considerar factores como el clima, la actividad física y nuestra dieta para ajustar nuestra ingesta de líquidos.
Bebir pequeños sorbos con regularidad es más efectivo que tomar grandes cantidades en poco tiempo. Incorporar alimentos con alto contenido de agua, como frutas, verduras, sopas y guisos, también contribuye a mantener una hidratación adecuada. La sandía, el pepino, el tomate, las uvas, las hojas verdes, el gazpacho y los batidos son ejemplos excelentes.
El consumo diario de líquidos no depende exclusivamente del agua pura. Según National Geographic, cerca del 20% proviene de alimentos ricos en agua, como frutas, verduras, sopas y guisos. Productos como la sandía, el pepino, el tomate, las uvas, las hojas verdes, el gazpacho y los batidos también contribuyen a la hidratación.
Bebidas como el café, el té y el agua con gas también son válidas. “El café y el té pueden contar perfectamente para tu hidratación. Al fin y al cabo, están hechos de agua”, explicó Bazilian. Estas opciones permiten diversificar el consumo sin comprometer el equilibrio hídrico.
Riesgos del exceso de agua
Aunque la deshidratación es más común, el exceso de líquidos también puede ser perjudicial. La hiponatremia, un trastorno poco frecuente en el que los niveles de sodio bajan de forma peligrosa por consumo excesivo de agua, puede causar náuseas, confusión, debilidad muscular y convulsiones. Bazilian advirtió a National Geographic que esta condición se presenta con más frecuencia en atletas de resistencia, pero insistió en mantener un consumo equilibrado y en reponer electrolitos cuando sea necesario.
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