
Científicos colombianos hallan el mayor fósil de una ave extinta, conocida como ave del terror
Científicos colombianos hallaron un fósil de ave extinta hace 12 millones de años, considerada depredador, en el desierto de la Tatacoa.

En un hallazgo científico sin precedentes, un equipo de investigadores en Colombia ha desenterrado un fósil de una especie de ave que se extinguió hace aproximadamente 12 millones de años, desvelando una era en la que estas aves dominaban como temibles depredadores en Sudamérica. Este descubrimiento ha revolucionado la comprensión de la diversidad de la fauna en el continente sudamericano en el pasado.
El Giagante Bípedo CarniHoro de Sudamérica
Esta especie de ave, ahora conocida como "ave del terror", pertenece al grupo de aves extintas conocido como Phorusrhacidae. Estos impresionantes ejemplares podían alcanzar alturas de entre 1 y 3 metros y se caracterizaban por ser carnívoros, lo que los posicionaba como los principales depredadores de su ecosistema. Su capacidad para adaptarse a entornos más tropicales les permitía desplazarce por una variedad de hábitats, lo que ampliaba aún más su influencia en la fauna de la región.
Hallazgo en el desierto de la Tatacoa
El fósil fue encontrado en el desierto colombiano de la Tatacoa, un lugar donde, a pesar de la dificultad para preservarse, los restos de esta majestuosidad zoológica lograron resistir la prueba del tiempo. Aunque los fragmentos del fósil fueron diferentes hace casi 20 años, la identificación precisa de la especie requerida un alto nivel de experiencia y dedicación por parte de los investigadores.
Una vez identificado el fósil, el equipo de científicos no escatimó esfuerzos en emplear tecnologías innovadoras para study el espécimen de manera más exhaustiva. Creando un modelo tridimensional, los investigadores lograron sumergirse en una evaluación detallada de la espécimen, revelando datos inesperados y significativos sobre sus características y estilo de vida.
Revelaciones sobre el comportamiento predador
Entre los descubrimientos más sorprendentes se halla la identificación del fósil como parte de la pierna izquierda de la ave, con marcas de dientes que sugieren evidencias de un pasado predador. Estas marcas han sido asociadas con un caimán extinto contemporáneo conocido como Purussaurus, cuya longitud podía alcanzar hasta 9 centímetros. Este hallazgo plantea preguntas intrigantes sobre la relación depredador-presa entre estas dos especies y su lugar en la red trófica de sus respectivos ecosistemas.
Impacto en la comprensión de la evolución aviar
Una de las característica más sorprendente sobre la especie Phorusrhacidae es su tamaño. Los investigadores han señalado que el fósil encontrado es entre un 5 y 20 por ciento más grande que las especies descendientes actuales. Este hecho contradice la tendencia evolutiva usual de reducción de tamaño a medida que las especies se adaptan a nuevos entornos y condiciones, posicionando a la Phorusrhacidae como una notoria excepción a esta regla. La especie más cercana relacionada con las Phorusrhacidae contemporáneas son las seriemas, aves que pueden llegar a medir hasta un metro de altura y que son nativas de América del Sur y del Norte.
Una ventana al pasado de la fauna sudamericana
Este hallazgo no solo ofrece una visión novedosa de la diversidad de las aves depredadoras en la era prehistórica de Sudamérica, sino que también plantea cuestiones intrigantes sobre la evolución y adaptabilidad de estas especies a lo largo del tiempo. El estudio de esta especie extinta conlleva profundas implicaciones en la comprensión de la historia evolutiva de las aves y su desarrollo en el continente sudamericano.
El descubrimiento de la "ave del terror" marca un hito importante en la investigación paleontológica en Colombia y en el mundo, ofreciendo una visión fascinante de un pasado en el que estas aves dominaban como depredadores temibles en la vasta geografía de Sudamérica. Este hallazgo destaca el valor de la investigación científica en el entendimiento de la diversificación y transformación de la vida en nuestro planeta a lo largo de millones de años.
Compartir noticia