El 86% de las especies en la Tierra aún son desconocidas para la ciencia

El antropocentrismo limita nuestro conocimiento de la biodiversidad, dejando en la oscuridad al 86% de las especies del planeta, lo que pone en peligro la conservación global.

Desde tiempos ancestrales, el ser humano ha colocado su existencia en el centro de todas las cosas. Esta perspectiva antropocéntrica no solo ha limitado nuestra comprensión del mundo, sino que también ha influenciado los esfuerzos para estudiarlo y conservarlo. A menudo, aquello que carece de utilidad desde una perspectiva comercial, médica o estética se ignora, provocando que miles de especies pasen desapercibidas y corran el riesgo de extinguirse sin haber sido jamás descritas por la ciencia.

Vida en la tierra

Esta visión selectiva ha tenido consecuencias profundas: aunque llevamos siglos clasificando organismos, apenas hemos arañado la superficie del conocimiento de la vida en la Tierra. Se estima que conocemos solo el 14% de las especies que habitan el planeta, dejando un universo invisible de biodiversidad aún por descubrir. El resto, un 86% restante, representa un desafío monumental para la ciencia y la conservación.

El Impedimento Taxonómico

La dificultad para identificar y clasificar estas especies se conoce como "impedimento taxonómico", un obstáculo reconocido por la Convención sobre la Diversidad Biológica como uno de los principales retos para la conservación global. Sin una base de datos confiable y completa sobre las especies existentes, resulta imposible protegerlas de manera efectiva.

La definición de especie, aunque fundamental, se ha ampliado gracias a avances en la genética y la biología molecular. Actualmente existen diversas herramientas para identificar nuevas especies, incluyendo el análisis del ADN, estudios de comportamiento y comparación morfológica. Es crucial ampliar la investigación hacia grupos olvidados y aumentar la formación de taxónomos, ya que este conocimiento tiene implicaciones directas para nuestra supervivencia.

Muchas plantas, animales, hongos y microorganismos ofrecen compuestos útiles para la medicina, la alimentación e industria. Su desconocimiento afecta nuestras oportunidades para resolver problemas de salud, desarrollo tecnológico y seguridad alimentaria. La preservación de la biodiversidad implica mucho más que proteger a los animales más populares; se trata de mantener la estabilidad ecológica que sustenta la vida humana y la de millones de especies.

El Universo Invisible de los Microorganismos

Uno de los campos más complejos y menos explorados de la biodiversidad es el de los microorganismos. Virus, bacterias, arqueas y protistas conforman un vasto universo invisible a simple vista, pero fundamental para el equilibrio ecológico y la salud humana. Su abundancia es tan colosal que se estima que hay más de 10 a la potencia de 31 partículas virales en la Tierra y millones de bacterias por cada litro de agua o gramo de suelo. Sin embargo, solo se han identificado formalmente unas 11 mil especies de virus y un número igualmente limitado de bacterias.

Clasificar estos organismos plantea enormes desafíos científicos. Los virus pueden mutar con rapidez y transferir material genético entre cepas, creando nuevas variantes difíciles de catalogar con los métodos tradicionales. En el caso de las bacterias, muchas no pueden cultivarse en laboratorio, lo que complica su estudio y descripción. Los criterios taxonómicos convencionales son inadecuados para organismos cuya biología funciona bajo otras reglas.

La falta de conocimiento sobre estos seres microscópicos tiene consecuencias significativas. Muchos microorganismos tienen funciones esenciales en los ciclos del carbono, nitrógeno y otros elementos, mientras que otros pueden ser fuente de fármacos o soluciones biotecnológicas. A la inversa, el desconocimiento de virus potencialmente patógenos puede significar un riesgo sanitario global, como lo demostró la pandemia de COVID-19.

Ante este panorama, es imperativo fortalecer los esfuerzos de investigación y conservación para comprender y proteger la biodiversidad que nos rodea. El conocimiento es fundamental para tomar decisiones informadas sobre la gestión sostenible de nuestros recursos naturales y garantizar un futuro donde la vida en todas sus formas pueda prosperar.

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